Larbanois Carrero

Larbanois Carrero

Puntilla De La Ciudad
Composição de (Eduardo Larbanois / Mario Carrero)
A 
Puntilla de la ciudad 
        Bm      E7    A 
con festón de espuma blanca 
     F#7             Bm 
murallón de piedra y tiempo 
   E7          A 
herido de sudestadas 
   A7        D 
universo de gaviotas 
    B7             E7 
y estelas de luna clara 
 Bm                E7 
se asoman a tus balcones 
                   A 
para mirarse en el Plata. 

A 
Sin Atahualpa Cardozo 
         Bm      E7    A 
se entristeció tu explanada 
      F#7      Bm 
su carrito manicero 
   E7               A 
le seguirá haciendo falta 
   A7                    D 
al hombre que en sus pesqueros 
       B7          E7 
pierde piques y plomadas 
Bm                   E7 
tras las esquivas corvinas 
                    A 
de una furtiva esperanza 

A 
Sos la postal más diquera 
   Bm     E7        A 
que la memoria nos manda 
       F#7         Bm 
santo y seña de la costa 
   E7                  A 
desde el arroyo a la Aduana 
  A7                D 
tu vereda, es un estaño 
       B7              E7 
 confidente entre dos playas 
 Bm                 E7 
las agridulces del río 
                  A 
y las salobres del alma 

A 
Cuando tus tardes se pueblan 
    Bm           A 
de chivas y caminatas 
     F#7               Bm 
y el sol sobre la escollera 
  E7              A 
es una inmensa naranja 
A7               D 
sos la cinturita fina 
    B7           E7 
que Montevideo abraza 
Bm               E7 
para salir de paseo 
                   A 
por la orillita del Plata. 


El ritmo es de Milongón: P – 5ª 
                         i – 3ª 
                         a – 1ª 
                         P – 4ª 
                         i - 3ª 
                         m – 2ª 
                         a – 1ª 
                         m – 2ª 

La rambla está indisolublemente integrada al paisaje 
montevideano, y es quizás, una de las referencias 
ineludibles, cuando nos encontramos fuera del país. 
Atahualpa Cardozo la supo recorrer con su carrito 
manicero, repartiendo maníes y esperanzas a manos llenas, 
en aquellos inhóspitos inviernos que nos tocó vivir por 
los años 70. 
 El entrañable carrito, humeante su tricolor chimenea, 
contrastaba con el gorrito de lana amarillo y negro, de 
Don Cardozo. 
                        Mario Carrero.

Enviado por: Leandro Junior

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